A medida que nuestros seres queridos envejecen, su hogar debe transformarse en un espacio que no solo sea cómodo, sino también seguro y funcional. Las estadísticas muestran que una parte importante de los accidentes domésticos que sufren las personas mayores se debe a caídas, resbalones o espacios mal organizados. Por eso, adaptar la casa es una prioridad fundamental para preservar su bienestar, autonomía y calidad de vida.
En este artículo encontrarás una guía exhaustiva y práctica con consejos sobre limpieza, organización y adecuación de espacios para garantizar un hogar accesible, higiénico y seguro para las personas mayores. Desde la entrada hasta el baño, pasando por el dormitorio y la cocina, cubriremos cada rincón con recomendaciones detalladas y listas útiles que te ayudarán a implementar los cambios necesarios de forma efectiva.
¿Por qué es crucial adaptar el hogar para personas mayores?
Con el paso de los años, el cuerpo humano atraviesa una serie de transformaciones naturales que afectan diferentes capacidades funcionales. Entre los cambios más comunes se encuentran la pérdida de fuerza muscular, la disminución de la densidad ósea, el deterioro del equilibrio, la reducción del campo visual y auditivo, y una mayor lentitud en los reflejos y la coordinación motora. Estos cambios, aunque forman parte del envejecimiento normal, aumentan considerablemente el riesgo de sufrir accidentes en entornos domésticos que no han sido adaptados adecuadamente.
Por ejemplo, una simple alfombra mal colocada, un cable suelto o una silla demasiado baja pueden representar una amenaza real para una persona mayor. Las tareas cotidianas, como ducharse, subir escaleras o alcanzar objetos en estantes altos, pueden convertirse en desafíos peligrosos si la vivienda no está diseñada pensando en las necesidades específicas de la tercera edad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las caídas son la segunda causa mundial de muerte por lesiones accidentales no intencionales, y representan una de las principales causas de discapacidad y pérdida de autonomía en personas mayores de 65 años. Aproximadamente un 30% de los adultos mayores sufre al menos una caída al año, y en muchos casos estas caídas derivan en fracturas, hospitalizaciones prolongadas o miedo persistente a moverse, lo que deteriora aún más su movilidad y calidad de vida [1].
Pero no solo se trata de prevenir accidentes. Adaptar el hogar también tiene un impacto emocional y psicológico muy positivo. Un entorno accesible y seguro refuerza la confianza y autonomía de la persona mayor, permitiéndole mantener sus rutinas sin depender excesivamente de terceros. Esto es clave para su autoestima, salud mental y bienestar general.
Además, un hogar bien adaptado facilita enormemente la labor de los cuidadores, sean familiares o profesionales, y reduce el estrés asociado a la atención constante. A largo plazo, estas medidas pueden incluso retrasar la necesidad de ingresar en una residencia, promoviendo un envejecimiento activo en el entorno familiar.
La buena noticia es que muchas de las adaptaciones necesarias no implican grandes obras ni inversiones elevadas. Medidas simples pero bien planificadas, como instalar barras de apoyo, mejorar la iluminación, reorganizar los espacios o contratar servicios de limpieza adaptados, pueden marcar una diferencia enorme en la seguridad y comodidad diaria de las personas mayores.
En resumen, adaptar el hogar no es un lujo, sino una necesidad urgente en sociedades cada vez más envejecidas. Representa un compromiso con la dignidad, seguridad y autonomía de quienes han construido nuestra vida y merecen disfrutar de su hogar sin miedo ni limitaciones.
Limpieza y orden: la base de un entorno seguro
Una casa limpia y bien organizada no solo transmite una sensación de armonía y bienestar, sino que desempeña un papel esencial en la prevención de riesgos para la salud y la seguridad, especialmente en hogares donde vive una persona mayor. En la tercera edad, incluso un pequeño descuido —como un charco de agua no secado a tiempo o una acumulación de polvo en rincones poco ventilados— puede desencadenar consecuencias serias, desde infecciones respiratorias hasta caídas con fracturas.
La higiene doméstica adquiere así una dimensión preventiva y terapéutica. Mantener el orden y una limpieza adecuada ayuda a:
- Reducir el riesgo de caídas y accidentes domésticos.
- Evitar la proliferación de bacterias, ácaros y moho.
- Minimizar las reacciones alérgicas o problemas respiratorios.
- Facilitar la movilidad por los espacios de la casa.
- Proteger la salud mental, al promover un entorno predecible, tranquilo y controlado.
Además, un hogar limpio y libre de obstáculos también favorece la orientación cognitiva en personas con deterioro leve de la memoria, ya que les permite reconocer mejor su entorno y encontrar fácilmente los objetos cotidianos.
Lista de tareas básicas de limpieza adaptadas a personas mayores:
- Eliminar el polvo con frecuencia, especialmente en superficies horizontales como mesas, estanterías, marcos de ventanas y electrodomésticos. El polvo, además de ser antiestético, contiene ácaros y partículas que pueden agravar afecciones como el asma o la bronquitis.
- Ventilar todos los espacios diariamente, incluso en invierno. Abrir las ventanas al menos 10 minutos al día permite renovar el aire, evitar la humedad y prevenir la formación de moho y malos olores, especialmente en dormitorios y baños.
- Limpiar los suelos con productos antideslizantes. Es fundamental evitar productos que dejen residuos grasos o cerosos que puedan hacer que el suelo se vuelva resbaladizo. Se recomiendan limpiadores neutros y específicos para superficies antideslizantes.
- Desinfectar las zonas de contacto frecuente, como manillas de puertas, interruptores de luz, mandos a distancia, barandillas, teléfonos y grifos. Estas superficies acumulan gérmenes que pueden afectar a un sistema inmunológico más débil.
- Retirar alfombras pequeñas o mal fijadas, ya que son uno de los elementos que más caídas provocan en personas mayores. Si se desea mantener alfombras decorativas, deben estar aseguradas con cinta antideslizante o ancladas al suelo.
- Mantener el baño impecable, usando productos específicos para evitar acumulaciones de cal, restos de jabón o moho, que suelen provocar superficies resbaladizas. También es recomendable revisar con frecuencia el estado de las juntas y sellos de silicona.
- Revisar electrodomésticos y mantenerlos limpios. En especial la cocina (horno, microondas, vitrocerámica o gas) y la nevera, que deben mantenerse sin restos de grasa ni alimentos caducados. Esto no solo mejora la higiene, sino que previene incendios y evita intoxicaciones alimentarias.
- Reducir el desorden visual. Evitar la acumulación de objetos innecesarios (periódicos, cajas, ropa en sillas) no solo facilita la limpieza, sino que también mejora la orientación espacial y reduce el estrés.
- Planificar una rutina de limpieza adaptada a sus necesidades físicas y cognitivas. Las tareas deben organizarse por prioridades, y es importante permitir descansos frecuentes si la persona mayor colabora en ellas.
- Supervisar el uso de productos de limpieza. Muchos productos contienen sustancias irritantes o tóxicas; por eso, es recomendable usar productos naturales o formulaciones suaves. En caso de duda, lo ideal es dejar estas tareas a personal especializado.
Apoyo profesional: una inversión en bienestar
Antes de establecer esta rutina, es recomendable hablar con la persona mayor para explicarle cada medida y conocer sus límites físicos. No todas las personas de edad avanzada pueden —ni deben— encargarse de la limpieza profunda del hogar. En muchos casos, contar con un servicio de limpieza profesional y recurrente, como los ofrecidos por Domestina, es la opción más práctica, segura y eficiente.
El personal profesional está capacitado para utilizar productos adecuados, conoce los protocolos de higiene segura, y sabe cómo adaptarse a espacios donde habita una persona con movilidad reducida o necesidades especiales. Además, garantiza una limpieza constante, evitando que la suciedad se acumule o que tareas esenciales se pasen por alto.
La limpieza del hogar en personas mayores no es solo una cuestión estética o de comodidad, sino un pilar fundamental en la prevención de riesgos. Un entorno higiénico, ordenado y libre de obstáculos aporta salud física, estabilidad emocional y calidad de vida. Además, envía un mensaje claro: que la persona es valorada, cuidada y merece vivir en un entorno digno y seguro.
Organización del mobiliario y espacios: todo al alcance, nada en el camino

La organización física del hogar es un factor determinante para la seguridad, comodidad y autonomía de las personas mayores. La disposición de los muebles, la altura de los objetos y la facilidad para desplazarse de un ambiente a otro inciden directamente en su capacidad de moverse sin riesgos y realizar actividades cotidianas con menor esfuerzo.
Con la edad, la movilidad se ve afectada: caminar, girar o levantarse puede requerir más tiempo y esfuerzo, e incluso causar dolor o inseguridad. Un hogar con pasillos estrechos, muebles mal distribuidos o rincones desordenados no solo dificulta estas acciones, sino que se convierte en una fuente constante de peligros.
Organizar bien los espacios significa pensar desde el cuerpo de la persona mayor: su altura, fuerza, equilibrio, alcance y nivel de fatiga. Implica eliminar todo aquello que no sea funcional, adaptar lo que sí es necesario y facilitar el acceso a lo esencial. Y aunque suena complejo, muchas de estas mejoras pueden implementarse de manera sencilla y económica.
Lista de acciones para optimizar la organización del hogar:
- Retirar muebles innecesarios o voluminosos, sobre todo en pasillos, entradas, esquinas y zonas de paso. Una casa despejada no solo reduce obstáculos, sino que facilita la circulación, sobre todo si se usan bastones, andadores o sillas de ruedas.
- Instalar pasamanos o agarraderas en corredores, escaleras, baños y otras zonas de transición. Estas estructuras brindan un punto de apoyo clave para mantener el equilibrio y evitar caídas, especialmente en superficies resbaladizas o al subir/bajar escalones.
- Colocar objetos de uso diario a una altura media (entre la cintura y los hombros), evitando que la persona tenga que agacharse o estirarse demasiado. Esto aplica para alimentos, medicinas, utensilios de cocina, ropa y artículos de higiene personal.
- Reubicar enchufes o usar alargadores seguros, bien sujetos a la pared y sin quedar sueltos por el suelo. Los cables sueltos son una de las causas más frecuentes de tropiezos, sobre todo en personas con movilidad limitada o problemas visuales.
- Sustituir muebles que requieran esfuerzos para su uso, como sillones bajos o camas demasiado altas. También es importante evitar sillas sin apoyabrazos, que dificultan incorporarse.
- Utilizar estanterías abiertas, cajones con rieles suaves y armarios con tiradores ergonómicos. Estos pequeños detalles permiten acceder fácilmente a los objetos sin hacer movimientos forzados o inseguros.
- Evitar superficies de vidrio, esquinas puntiagudas o materiales inestables (como mesas plegables ligeras), que pueden romperse, volcarse o causar lesiones si la persona se apoya accidentalmente.
- Marcar con etiquetas, símbolos o colores los espacios de almacenamiento (como armarios, cajones o estantes), sobre todo si la persona mayor tiene alguna forma de deterioro cognitivo leve. Esto facilita la localización de objetos y refuerza su autonomía.
- Mantener zonas bien iluminadas y libres de obstáculos visuales. Evita acumular adornos, jarrones o revistas en superficies bajas o esquinas. Un entorno visual limpio y ordenado reduce la confusión y mejora la orientación espacial.
- Dejar espacio suficiente para giros y maniobras, especialmente en dormitorios, baños y cocinas. Si se usa silla de ruedas o andador, se recomienda un diámetro libre de al menos 150 cm para poder girar cómodamente.
Consejos adicionales:
- Evita reorganizar los espacios con frecuencia. Los cambios constantes pueden desorientar a la persona mayor, especialmente si tiene alguna condición neurológica o de memoria.
- Consulta con la persona antes de hacer modificaciones. Asegúrate de que entienda y acepte los cambios. Su participación favorece la adaptación y reduce el estrés que podría generar un entorno modificado de forma abrupta.
- Evalúa la posibilidad de contar con asesoramiento profesional, como terapeutas ocupacionales o personal especializado en adecuación de viviendas, que pueden ofrecer soluciones personalizadas según cada caso.
La organización del hogar no se trata solo de estética o estilo, sino de seguridad, funcionalidad y dignidad. Un entorno sin obstáculos, con los objetos esenciales al alcance y los muebles distribuidos estratégicamente, permite que las personas mayores mantengan su autonomía, reduzcan su dependencia de terceros y vivan con mayor confianza.
Estas adaptaciones también benefician a los cuidadores, que encontrarán un espacio más funcional y seguro para brindar apoyo sin exponerse a lesiones o situaciones imprevistas. En definitiva, un hogar bien organizado es un hogar más humano y protector.
Habitaciones clave: cómo adaptarlas con limpieza y funcionalidad
Al adaptar una vivienda para personas mayores, es fundamental prestar especial atención a las habitaciones más utilizadas en el día a día: el baño, la cocina y el dormitorio. Estas estancias concentran la mayoría de los movimientos cotidianos (higiene, alimentación, descanso), y también son las que presentan mayores riesgos si no están bien acondicionadas.
Por fortuna, no es necesario realizar reformas costosas para mejorar drásticamente la seguridad y funcionalidad de estos espacios. Con pequeñas adaptaciones inteligentes, limpieza frecuente y una buena distribución, se puede crear un entorno mucho más seguro y cómodo, tanto para la persona mayor como para sus cuidadores.
Baño: higiene sin riesgos
El baño es el espacio más peligroso del hogar para una persona mayor. Pisos mojados, superficies resbaladizas, movimientos en equilibrio... todo puede convertirse en una amenaza. Según datos del Instituto Nacional de Estadística de España (INE), más del 40 % de las caídas de mayores ocurren en el baño, muchas veces durante las tareas de aseo personal.
Recomendaciones clave para adaptar el baño:
- Instala barras de apoyo (preferiblemente antideslizantes) junto al inodoro, lavamanos y dentro de la ducha. Son esenciales para ayudar a incorporarse y mantener el equilibrio.
- Sustituye la bañera por un plato de ducha a ras del suelo. El acceso será mucho más fácil y seguro, evitando el riesgo de tropiezos al entrar o salir.
- Coloca alfombrillas antideslizantes dentro y fuera de la ducha o bañera. Evita alfombras de tela suelta o mal fijadas.
- Utiliza dispensadores de jabón fijados a la pared, en lugar de frascos móviles que pueden caer o requerir fuerza para abrirse.
- Incorpora una silla de baño o banco de ducha si la persona tiene problemas de equilibrio o cansancio.
- Instala iluminación suficiente, preferiblemente con sensor de movimiento o interruptores accesibles desde la entrada.
- Limpia con frecuencia los azulejos, suelos y juntas para evitar acumulación de moho, restos de jabón y cal que pueden hacer que las superficies se vuelvan resbaladizas.
Consejo extra: Coloca un espejo a una altura adecuada y una repisa firme para productos de higiene, evitando estiramientos innecesarios.
Cocina: higiene, orden y prevención
La cocina es otro punto crítico, ya que combina utensilios cortantes, calor, superficies mojadas y tareas que requieren atención y precisión. Además, una cocina desordenada o sucia no solo es incómoda, sino también peligrosa para la salud.
Recomendaciones clave para adaptar la cocina:
- Evita el uso de estufas de gas siempre que sea posible. Sustituirlas por placas de inducción reduce el riesgo de fugas, quemaduras e incendios.
- Organiza los utensilios y alimentos más usados en estanterías a la altura del pecho. Evita armarios muy altos o bajos que exijan estirarse o agacharse.
- Etiqueta los alimentos con letras grandes o en braille si es necesario, especialmente si la persona tiene dificultades visuales o de memoria.
- Limpia inmediatamente cualquier derrame de líquidos o aceites en el suelo. Un simple charco puede convertirse en una caída peligrosa.
- Utiliza cubiertos con mango grueso y ergonómico, fáciles de sujetar incluso con artrosis.
- Guarda los cuchillos y objetos punzantes en cajones con cierre seguro o zonas de poco acceso.
- Revisa y organiza los productos en la nevera y la despensa con regularidad para evitar alimentos vencidos o mal conservados.
- Evita tener electrodomésticos pequeños enchufados innecesariamente, especialmente si están al borde de encimeras.
Consejo extra: Si la persona mayor aún cocina, considera instalar detectores de humo y temporizadores para controlar tiempos de cocción.
Dormitorio: descanso seguro y funcional
El dormitorio es el lugar de descanso, pero también puede ser escenario de caídas si no se encuentra adaptado. Levantarse de la cama durante la noche para ir al baño, por ejemplo, es una situación de alto riesgo si el entorno no está bien iluminado o despejado.
Recomendaciones clave para adaptar el dormitorio:
- Elige una cama de altura media (alrededor de 50–55 cm desde el suelo al colchón), para que la persona pueda sentarse y levantarse sin esfuerzo excesivo.
- Instala una lámpara accesible desde la cama (con encendido por toque o mando a distancia) y considera luces nocturnas o de sensor en el suelo.
- Retira alfombras sueltas o colócalas con fijaciones antideslizantes.
- Deja espacio suficiente alrededor de la cama (idealmente 70–90 cm por lado) para facilitar el movimiento o la asistencia si es necesaria.
- Evita acumular ropa u objetos en sillas, baúles o rincones del cuarto.
- Asegúrate de que los cables de lámparas o cargadores estén ordenados y no atraviesen zonas de paso.
- Revisa que el colchón no sea ni muy blando ni muy firme, y que la ropa de cama no sea excesivamente pesada, lo que puede dificultar el movimiento nocturno.
Consejo extra: Un teléfono inalámbrico o un botón de asistencia en la mesilla de noche puede ser vital para situaciones de emergencia.
La adaptación de las habitaciones clave del hogar —baño, cocina y dormitorio— no requiere grandes reformas ni inversiones importantes. Con ajustes simples y bien pensados, se puede conseguir un hogar más seguro, higiénico y accesible, que permita a las personas mayores mantener su autonomía sin comprometer su salud ni su seguridad.
Estas mejoras no solo previenen accidentes, sino que refuerzan la dignidad de las personas mayores, ofreciéndoles un entorno donde vivir con confianza, comodidad y tranquilidad.
Señalización y tecnología de apoyo
La seguridad en el hogar para personas mayores no solo se logra con limpieza, orden y una buena distribución del mobiliario. También es posible —y altamente recomendable— incorporar recursos visuales y dispositivos tecnológicos que anticipen situaciones de riesgo, mejoren la orientación y refuercen la autonomía de quienes habitan el espacio.
Estas herramientas no buscan reemplazar la supervisión humana, sino complementarla de forma eficaz, ofreciendo una red de apoyo que actúa en momentos clave: cuando la persona está sola, en la noche, o en situaciones imprevistas. Gracias al avance de la tecnología doméstica, hoy existen soluciones simples, asequibles y fáciles de instalar que pueden marcar la diferencia entre una vida segura y una expuesta a riesgos innecesarios.
Elementos útiles de señalización y tecnología de apoyo
- Etiquetas grandes y con alto contraste visual Utiliza letras grandes, pictogramas o colores llamativos para señalar puertas, cajones, estanterías y electrodomésticos. Esto es especialmente útil si la persona tiene deterioro visual o cognitivo. Un armario rotulado con “Ropa de invierno” o un cajón que diga “Medicamentos” puede evitar confusiones y reducir la dependencia.
- Sensores de movimiento con iluminación automática Ideales para pasillos, escaleras y baños durante la noche. Estos dispositivos detectan el movimiento y activan una luz tenue, suficiente para guiar a la persona sin necesidad de buscar interruptores. Esto previene caídas nocturnas, que son especialmente peligrosas.
- Timbres inalámbricos o botones de emergencia portátiles Permiten que la persona mayor llame fácilmente a un familiar o cuidador en caso de caída, malestar o necesidad urgente. Algunos modelos pueden colgarse del cuello, colocarse en la muñeca o fijarse en zonas clave (baño, dormitorio). Existen versiones con conexión directa a teléfonos móviles.
- Detectores de humo, gas y monóxido de carbono Imprescindibles en cualquier vivienda, pero aún más en hogares de personas mayores, donde puede haber más riesgo de olvidos o fallos técnicos. Estos dispositivos emiten una alarma sonora potente ante cualquier fuga o incendio, y pueden incluir luces intermitentes para personas con problemas auditivos.
- Teléfonos con teclas grandes y marcación rápida Son útiles tanto para realizar llamadas como para recibirlas. Algunos modelos incluyen fotos en lugar de números, ideal para quienes tienen dificultades de memoria. También se recomiendan aquellos que integran marcación directa de contactos de emergencia, como el 112 o un familiar cercano.
- Dispositivos de voz o asistentes virtuales (opcional) Herramientas como Alexa o Google Home pueden ayudar con recordatorios para tomar medicamentos, realizar llamadas con comando de voz, controlar luces o consultar la hora sin moverse. Aunque requieren una curva de aprendizaje, son muy útiles si se configuran correctamente y con supervisión.
- Relojes inteligentes o pulseras de localización (para personas con deterioro cognitivo) Algunos modelos permiten rastrear la ubicación de la persona si se pierde fuera de casa, enviar alertas si detectan una caída o si no hay movimiento durante un período prolongado.
¿Qué beneficios aporta esta tecnología?
- Anticipación: se detectan situaciones de riesgo antes de que escalen.
- Reacción rápida: se facilita la intervención ante emergencias, incluso si no hay nadie más en casa.
- Autonomía reforzada: se reduce la necesidad de asistencia constante, lo que mejora la autoestima de la persona mayor.
- Tranquilidad para la familia: saber que hay un sistema de apoyo tecnológico activo genera confianza y disminuye la ansiedad del entorno cuidador.
La señalización adecuada y el uso de tecnología adaptada no solo mejoran la seguridad del hogar, sino que dignifican la vida cotidiana de las personas mayores, permitiéndoles conservar su independencia sin comprometer su bienestar.
Incorporar estos recursos no requiere una transformación radical del hogar. Se trata de sumar herramientas pensadas para proteger, asistir y empoderar. En definitiva, una inversión sencilla que puede salvar vidas.
Servicios de apoyo: una ayuda valiosa
Aunque muchas de las adaptaciones necesarias en un hogar para personas mayores pueden implementarse con recursos propios y buena voluntad, la realidad cotidiana demuestra que no siempre es posible mantener el nivel de limpieza, orden y seguimiento que estas situaciones requieren. Las familias, a menudo, no cuentan con el tiempo, la formación o la energía necesarios para encargarse de todo, especialmente cuando también asumen otras responsabilidades laborales, personales o de cuidado.
En este contexto, contar con servicios profesionales especializados en limpieza y organización adaptada se convierte en una solución práctica, segura y eficaz. Empresas como Domestina ofrecen intervenciones planificadas y adaptadas a las necesidades reales de hogares donde viven personas mayores, con personal capacitado en procedimientos seguros y protocolos específicos.
¿Por qué es recomendable contar con un servicio profesional?
- Higiene profunda y regularidad garantizada Una limpieza puntual puede ser útil, pero solo una intervención recurrente y profesional asegura que los espacios permanezcan libres de polvo, humedad, residuos o acumulaciones que podrían generar riesgos para la salud (como moho o bacterias en zonas sensibles). Además, se evitan descuidos habituales como olvidar limpiar zonas de difícil acceso, detrás de muebles o bajo electrodomésticos.
- Uso de productos seguros y no tóxicos Los profesionales de Domestina trabajan con productos de limpieza respetuosos con la salud y el medio ambiente, evitando sustancias irritantes o agresivas que puedan afectar a personas mayores con sensibilidad respiratoria o dermatológica.
- Personal formado en buenas prácticas El equipo no solo conoce las técnicas adecuadas de limpieza y organización, sino que también está entrenado para trabajar en entornos donde se requiere especial precaución, como baños con riesgos de caída, zonas con movilidad reducida o viviendas habitadas por personas con deterioro cognitivo.
- Apoyo emocional indirecto para la persona mayor Un entorno limpio y ordenado no solo mejora la salud física: también tiene un impacto positivo en el estado anímico, reduce el estrés y transmite una sensación de cuidado y dignidad. Ver que su casa está atendida profesionalmente puede reforzar la autoestima de la persona mayor y su vínculo con el entorno.
- Alivio para las familias Delegar estas tareas en manos expertas libera tiempo y energía para que los familiares se centren en lo realmente importante: acompañar, compartir tiempo de calidad y cuidar con presencia, sin sobrecarga.
En resumen
Adaptar y mantener el hogar de una persona mayor no termina con reorganizar los muebles o instalar barras de apoyo. La limpieza, la higiene y el orden diario son pilares fundamentales para garantizar su bienestar, y profesionalizar estas tareas aporta tranquilidad, continuidad y resultados visibles.
En Domestina entendemos que cada hogar es único, y cada situación requiere una respuesta personalizada. Por eso ofrecemos soluciones flexibles y adaptadas, para que la seguridad y el confort no sean una excepción, sino una norma.
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Fuentes
La información de esta guía está basada en datos y recomendaciones oficiales de organismos sanitarios y de seguridad internacionales acerca de la prevención de caídas, la adaptación del hogar y la creación de entornos seguros para personas mayores:
- Organización Mundial de la Salud (OMS). "Caídas." Consultado en octubre de 2025. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/falls
- World Health Organization. (2023, October). Falls — Fact sheet. World Health Organization. https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/falls
- Centers for Disease Control and Prevention. (2024, May 9). Facts about falls. Centers for Disease Control and Prevention, National Center for Injury Prevention and Control. https://www.cdc.gov/falls/data-research/facts-stats/index.html
- Centers for Disease Control and Prevention. (2024). Check for Safety: A home fall prevention checklist for older adults. Centers for Disease Control and Prevention. https://www.cdc.gov/steadi/pdf/STEADI-Brochure-CheckForSafety-508.pdf
- U.S. Consumer Product Safety Commission. (2024). Safety for older consumers: Home safety checklist. U.S. Consumer Product Safety Commission. https://www.cpsc.gov/s3fs-public/701.pdf
- National Institute for Health and Care Excellence. (2025, April 29). Falls: Assessment and prevention in older people and in people 50 and over at higher risk (NG249). National Institute for Health and Care Excellence (NICE). https://www.nice.org.uk/guidance/ng249
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